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jueves, 4 de abril de 2013

La Guajira en semana santa de 2013, entrenando para nuestra travesía alrededor del mundo

Vivir la Guajira fue una experiencia increíble, más allá de haber cumplido con los objetivos del viaje: aprender a manejar sobre arena y probar la carpa, el colchón y el sleeping.

La llegada nos presentó un contraste muy grande, entre la basura tirada por todos lados  y la  exuberante belleza de está región tan impactante para los que vamos del interior y estamos acostumbrados a vivir entre montañas.


El problema de las basuras lo encontramos por todas partes: la alta, media y baja Guajira, en realidad es muy triste ver estos parajes llenos de plástico por todos lados, no solo a las afueras de los pueblos, sino en lo más profundo de la península.

A Riohacha llegamos el domingo y la encontramos con mucha gente, pues estaban en el festival de Francisco el Hombre, estuvimos un rato en la playa y luego salimos a buscar hospedaje, tarea que fue más sencilla de lo que pensamos.  Una vez instalados nos dirigimos a la reunión de pilotos donde se nos entregaron los itinerarios y nos dieron las respectivas instrucciones para salir el lunes a las 7:00 a.m. y arrancar la aventura de verdad.

El lunes fue un día que tuvo un encanto muy especial, pues recorrimos más de 310 km por caminos destapados, arena y desierto. Y como  íbamos era  de aventura, salimos de Riohacha y después de solo 20 km de pavimento nos encontramos con las primeras trochas rumbo a Mayapo y el Pájaro,  para luego ir a Manaure donde tomamos un breve descanso, vimos las salinas y continuamos hacia Uribia, la última ciudad donde nos podríamos aprovisionar completamente.

Primer encuentro con el desierto
Con Manuel para la foto del recuerdo
En Manaure
Continuamos hacia el Cabo de la Vela por el desierto, y la verdad me quedo sin palabras para describir la sensación de ingresar al desierto y tener el mar tan cerca pero aún nos esperaba una sorpresa aún mayor. Cuando íbamos del Cabo hacia Pusheo, nos vimos inmersos en una tormenta de arena por más de 20 minutos, lo cual fue increíble, la mayoría de nosotros nunca había experimentado una situación semejante en la que no podías ver más haya de 30 metros.  

Llegamos a Pusheo, a eso de las 5:00 p.m. y después de tomar un pequeño refrigerio continuamos hacia Nazaret, donde llegamos a las 10:00 p.m., no sin antes haber tenido un par de contratiempos: el primero fue que dos  de las motos no tenían luces, la mía y la de Gato (Un niño de 11 años que estaba con nosotros haciendo el recorrido) y teníamos que coordinar muy bien la manejada para que una moto nos alumbrara al lado, y el otro enredo que se nos presentó fue que el guía se mareo al parecer por falta de hidratación.  En este último tramo desde Pusheo experimentamos lo que era manejar por la arena, acelere, tírese hacia atrás y vamos es para adelante, después de un rato le encontré el sabor al asunto y empece a divertirme de lo lindo.


En Nazaret, en el parque Macuira, un oasis en medio del desierto

Los carros de la caravana en el desierto

Manuel listo para su primera montada en moto

La primera montada
De Nazaret a Punta Gallinas tuvimos otro momento de esos inolvidables y fue el encuentro con las Dunas de Taroa, sencillamente increíble conducir por ellas, dejar enterrar la moto, sacarla, tirar arena y gozar cono "niño chiquito".

Jugando con arena

Nuestro guía Tonny
La asistencia enterrada en la arena
Manuel haciendo el intento
En Punta Gallinas me dí a la tarea de lograr el segundo objetivo del viaje, armar la carpa y ensayar el colchón.  La tarea fue un tanto difícil ya que en el lugar donde nos encontrábamos estaba formado por una capa de coral fosilizado y enterrar las varillas para asegurar la carpa no fue tarea fácil.  Sin embargo después de mucho rato (pues era la primera vez que yo armaba una carpa) lo conseguí y ésta permaneció en pié por dos días sin ningún contratiempo.  Y por otro lado dormir en ella sobre el colchón fue muy fácil y cómodo  lo único que me queda haciendo falta para completar el kit de alojamiento es la almohada.

La prueba de la carpa


Yonna Wayuu donde Jacobito



Con Diana en la Guajira
El adiós de la Guajira fue en el Cabo de la Vela, donde jugamos otro rato en las dunas de Punta Arco Iris, vimos el atardecer en el faro y nos despedimos de la gente tan maravillosa con la que compartimos toda la semana: de Fernando y Mappy quienes fueron los guías y conductores de Diana y Manuel, del profe que fue nuestro guía Wayuu, de Victor con quién hablé mucho sobre la posible ruta por Venezuela y Brasil, de Tonny quien era el líder de las motos, de William quién nos ilumino el camino, de los Bugueños, de los Samarios, de los Cartajeneros, de los otros Bogotános y de la bebe luna.

El regreso a Medellín fue de tramite totalmente, salimos de Riohacha el sábado a las 10:30 a.m. y llegamos nuestra casa el domingo a las 4:00 p.m. con muchas ganas de volver a la Guajira.